domingo, 24 de abril de 2016

REQUIEM PARA LA ESCRITURA

Alfabeto: conjunto de letras
Letras: símbolos sin ningún significado real, pero que al juntarlos se convierten en todas las referencias de este mundo, que llevamos en nuestro cerebro.
La escritura fue, y aún lo es, la manera de atrapar la fugacidad de nuestro pensamiento. Si podía escribirse, entonces, existiría por toda la eternidad. Eso nos hizo civilización, nos dio un soporte cultural estable; quiero decir, perdurable en el espacio-tiempo, como heredad de nuestros ancestros. Pero, está a punto de ser cosa del pasado.
No pretendo ser otra profeta del desastre, ya hemos tenido muchos, solo reflexiono aquí acerca de mis observaciones como comunicadora social y docente de comunicación y lenguaje; como tal, enfrento, todos los días, una circunstancia innegable: "los chicos no saben leer y escribir". En realidad, no es que no sepan hacerlo, es que lo hacen desde un contexto totalmente diferente: el digital.
Ya lo ha señalado Pedro Barcia, presidente de la Academia Nacional de Educación de Argentina:
"Antes del chateo, nunca nadie había escrito tanto y tan mal. No existe un lenguaje del chat, sino deformaciones de la lengua. Y, en este sentido, si impulsamos el chat como una diversión, estamos discapacitando al alumno. Con este ejercicio de balbuceo primitivo de la lengua, que hace un jibarismo de las expresiones, estamos convirtiendo al chico en un inepto expresivo y, por lo tanto, en un ciudadano de segunda en el futuro".  
Definitivamente, mi tesis es que no son discpacitados, ni torpes; es solo que las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación) les han enseñado a organizar sus pensamientos e ideas en una forma totalmente distinta, acabando con la linealidad gutenbergiana.
Aquella linealidad que nos impuso la imprenta de Gutenberg creó un modo de pensamiento dentro de un continuum temporal que viene de un pasado, cuya consecuencia es un presente que se proyecta hacia un futuro. Pues bien, esto se terminó con las computadoras y los teléfonos inteligente. 
El mundo digital no tiene pasado ni futuro, solo un constante presente, al que llama "tiempo real". De allí, la dificultad de los chicos en relacionar hechos en la cadena de pasado-presente-futuro. De allí, también, la impaciencia, la rapidez y la instantaneidad que buscan en lo que leen y, aún más, en lo que escriben.
Su mundo se mueve en la cotidianidad del "aquí y ahora". Toda aquella información que sobrepase un año, se remonta a la "Edad Antigua", porque es "antigua" para ellos. Así, la "expresión formal"( entiéndase aquí como la escritura académica) ha perdido todo su valor comunicativo. Lo que vale es lo fonético, que se descifra mucho más rápido, porque viene de la oralidad, que es inmediata, y que solo sobrevivía a ese "aquí y ahora" hasta que aparecieron los SMS (Short Message Service) y los chats en los correos electrónicos, pretendiendo sustituir las llamadas telefónicas. Muy poco tiempo después, estos servicios evolucionaron hacia las videollamadas y las notas de voz ¿Acaso es esta la retribalización que previó McLuhan?
Según este teórico de la comunicación, los medios de comunicación, desarrollados en la que él llamó "era eléctrica", tienden a realizar los intercambios comunicativos a través de la oralidad; como en nuestras ancestrales comunidades tribales, las cuales se cohesionaban a través de la observancia de normas culturales y religiosas que se comunicaban, se reconocían y se aceptaban oralmente; pues no existía un sistema de escritura, salvo algunos símbolos que se pintaban o esculpían en piedra u otros soportes diferentes al papel, pero que no tenían un valor de signo lingüístico, sino de símbolo, sobre todo, religioso.
Esta característica tribal renace y se instaura, con fuerza, a partir de las TIC, cuyo soporte dígitoaudiovisual ha dado preeminencia a la oralidad que imponen los medios audiovisuales; piénsese en la televisión y la radio, como medios tradicionales, y en las nuevas hibridaciones que se dan a través de internet, como los videos de Youtube,  telellamadas y videoconferencias, tanto nacionales como internacionales, pues ese es otro rasgo de esta era, ya no existen fronteras para la información y la comunicación.

A partir de aquí, y de los resultados que obtengo en las evaluaciones que realizo a los chicos de primer y segundo trimestre, en la Universidad Rafael Urdaneta de Maracaibo, Venezuela, nace mi hipótesis de que la escritura académica, tal como intentamos enseñarla y aplicarla en la universidad, tiende a desaparecer. Y es que la mayor dificultad respecto de esto es enseñar a los chicos a pensar en forma lineal, a partir de la lectura y escritura tradicional, cuando en su cerebro se ha implantado un nuevo ordenamiento de pensamientos, el cual va a saltos, como el hipertexto, que se lee en forma entrecortada y yendo de un hipervínculo a otro.

Esto se refuerza con la instantaneidad de la imagen, que recorta la realidad en pedazos y hace referencia a un contexto muy focalizado con pretensiones de universalidad, dado el alcance que impone un medio como internet.
Es así como la escritura queda circunscrita al ámbito cotidiano que, si le aplicamos el marco de interpretación de la Teoría de Acción Comunicativa de Habermas, obtendremos que esta solo se mueve entre los contextos de experiencia y acción del mundo subjetivo (el de la experiencia individual) y el mundo social (el de las regulaciones e intercambios cotidianos), dejando fuera el mundo objetivo (el de la ciencia y la demostración racional) que es, precisamente, el mundo de la academia. 
De lo anterior, se desprende una primera interpretación: la ciencia ya no se escribe, se muestra a través de videos con modelos e imágenes animadas, llegando al plus ultra de la CAVE, acrónimo en inglés de "Cave Automatic Virtual Environment", cuya traducción en español es "cueva de entorno virtual automático o automatizado, donde se vive y se aprende la experiencia directamente, desde una virtualidad real que implica una inmersión total de los sentidos, interacción con el entorno y todo lo que contenga, en tiempo real. 
Así que ya no hay que escribir los postulados, ni explicarlos a través de complicadas expresiones, reunidas en complejas hileras de palabras y fórmulas. Ahora todo se resume en vivir el experimento desde la misma óptica del investigador y bajo las mismas condiciones sensoriales, no racionales; pues lo racional queda restringido solo a las explicaciones orales que el avatar señala, a lo largo del recorrido por la CAVE. Es por ello que me atrevo a señalar aquí un requiem para la escritura académica.