jueves, 7 de diciembre de 2006

ALGUNAS REFLEXIONES ACERCA DEL AUTOCONOCIMIENTO


El autoconocimiento
Es conocer quién eres desde ti mismo, desde tu interior, sin importar lo que te hayan dicho tus padres, tus hermanos y hermanas, tus familiares y amigos, no importa cómo te hayan percibido los otros. Es un contacto contigo mismo que solamente tú sabes y puedes hacer. Esta es una búsqueda diaria durante toda la vida y la clave está en tener mucha paciencia con nosotros mismos.

La identificación (El primer paso)
Tengo un gran cantidad de información que viene de mi pasado. Cada experiencia vivida ha dejado una huella, sea cual sea el precio, la experiencia valió la pena y siempre será perfecta. Lo importante es no quedarse en ello. Estas huellas hacen que yo cree parámetros con los que mido todo lo que está afuera. Me identifico con lo que creo que se parece a mí desde cada uno de esos parámetros. Amo en los otros lo que está en mí, rechazo de los otros lo que está en mí. El mundo es mi reflejo. Una vez que entiendo esto, comienzo a comprender quién soy realmente.

Tu reconocimiento. Aprendiendo a dialogar contigo mismo
Cuando estás pensando, utilizas tu razón, tu lógica, pero dejas fuera tu corazón, tu intuición, a esa nunca la escuchas y, si por casualidad ella despierta, a través de una presentimiento, una corazonada, inmediatamente la desechas, porque no estás de acuerdo con lo que estás pensando en el momento, desde tu personalidad, que es esa parte tuya que responde a tus cinco sentidos.
Buscando entre tus fantasías, tus sueños, tus deseos, esperanzas y temores irás encontrando la manera de unir tu mente con tu corazón, sin que ninguno de los dos tenga que silenciar al otro. Somos emociones, sentimientos y pensamientos. Reconócelos, vívelos, siéntelos en conciencia y, en ese momento, estarás dialogando contigo mismo.

“Las lógicas y las comprensiones de la personalidad dotada de cinco sentidos se originan en la mente. Son producto del intelecto. Aquel orden lógico y aquella comprensión más elevados que es capaz de reflejar el alma con un sentido más pleno proceden del corazón. Por tanto, la creación de este orden lógico y de esta comprensión más elevados precisan de una estrecha atención a los sentimientos... Cuando cerramos la puerta a los sentimientos, le estamos dando un portazo también a las corrientes vitales que proporcionan energía y activan nuestros pensamientos y nuestras acciones...Sin tener un conocimiento de nuestras emociones somos incapaces de asociar los efectos, la cólera, la tristeza, la pena y la alegría –en nosotros mismos o en los demás- con las causas que las provocan. No somos capaces de distinguir la parte de nosotros que es personalidad de aquella que es alma” (Gary Zukav. El Lugar del alma).

El desarrollo de la conciencia.
Quién soy, de donde vengo y por qué estoy aquí

Comúnmente, llamamos conciencia al estar “aquí”, literalmente abrir los ojos, respondiendo a los estímulos de nuestros sentidos y a las necesidades de nuestra personalidad. Confundimos la conciencia con la concreción de este mundo. Para la mayoría de las personas estar concientes es actuar desde el pensamiento concreto: pero, desde lo más profundo de nosotros, salta una “voz”, que no entendemos, al principio muy baja, irreconocible, fugaz, pero una vez que la reconocemos, se hará cada vez más fuerte hasta que ya no necesitemos comprobar dónde está, porque siempre estará presente. A esto llamamos conciencia, en ella reside nuestro poder de discernimiento y de elección, pues la vida es eso, un constante elegir.

Para desarrollar nuestra conciencia debemos empezar por reconocer sus tres niveles:

La conciencia racional-------- Estar aquí ------- Pensamiento concreto

El subconsciente es el resultado de todo los recuerdos bloqueados de experiencias vividas. Marcan la inmensa mayoría de nuestras reacciones y afloran en lo que se conoce como estados alterados de conciencia, motorizados por las emociones y los sentimientos. Éstos son la corriente energética, a través de la cual activamos nuestras acciones. Generalmente, cuando tomamos en cuenta este nivel, lo primero que notamos es que lo que hicimos y dijimos no tiene explicación lógica para nosotros, pero tiene un profundo significado existencial. Eso lo sabemos, aunque la lógica no pueda contestar a ningún por qué.

La supraconciencia responde a todo lo real que va más allá de esta realidad. Para la supraconciencia todo es y nada es. Es el despertar en nosotros de la conciencia cósmica, donde nos reconocemos como una parte de ese todo. A través de la supraconciencia la parte vuelve al todo. Esta es nuestra certeza de lo infinito aún dentro de las limitaciones de lo finito en este plano de la realidad. Las cosas dejan de ser buenas o malas, simplemente son.

Mientras la conciencia racional limita, mediante los patrones de conducta aprendidos, la supraconciencia, manifestada a través del amor universal, nos hace ilimitados.


La mente superior y el espíritu
El desarrollo de la conciencia en sus tres niveles permite que sea nuestro espíritu nuestra esencia, quien se manifieste.

Alma y espíritu
El alma es sustancia del espíritu, es esa parte que necesita vivir experiencias para iluminarse y evolucionar.
El espíritu es la esencia, la chispa divina en cada uno de nosotros. El espíritu es lo que realmente somos, aunque no lo recordemos. Por ello, es importante entender que todo, absolutamente todo, lo que hemos buscado ansiosamente afuera siempre lo hemos tenido dentro.