jueves, 16 de noviembre de 2006

El Cielo en la Tierra

Aunque te parezca mentira, es posible vivir el cielo en la tierra. Sólo detente un momento a pensar. Como te dije en mi entrega anterior, Autoconocimiento, todo depende de tus pensamientos, de si actúas y o reaccionas, sólo tú eliges. ¿De qué se trata todo esto?, pues yo diría que de romper tus paradigmas. Te explicaré lo que entiendo por paradigma.

En este caso, un paradigma es una estructura mental, algo que aprendiste afuera, y tú lo repites y lo repites, exactamente como te dijeron. De tanto repetir la misma acción o el mismo pensamiento, se te olvidó lo que lo originó, tal vez nunca te lo dijeron, quizás te conformaste con un "eso siempre se ha hecho así", ¿reconoces la frase?, ¿te suena conocida?.

Busquemos un ejemplo de lo que yo manejo como paradigma. Para ello, te contaré la historia de los spaguettis de mi mamá.

En mi familia, la pasta es un plato muy apreciado. Mi madre pasó años preparando los spaguettis de la misma forma siempre, con salsa de tomate y queso madurado (en Maracaibo se llama "queso de año, un queso duro, blanco, madurado máximo durante un año). Pero no es como en Italia, no se sirve la salsa sobre la pasta, sino que se mezcla todo antes de servir y, al momento de llegar a la mesa, cada quien le coloca más o menos queso, siempre el mismo tipo de queso rallado.

Pasaron los años y yo había andado rodando por el mundo. Me fui de la ciudad por más de diez años, cuando regresé me tocó volver a vivir en casa de mi madre. Ya era una anciana, así que cocinaba esporádicamente. Cuando me quedé sin empleo, me hice cargo de la cocina, pero fue una gran lucha para que ella aceptase que los spaguettis no sólo se comen con salsa de tomate y queso de año.

Un día, se me ocurrió hacer unos spaguettis con una salsa a base de yogourt, albahaca y queso mozzarella. Cuando los serví, ella miró el plato, frunció la frente y no dijo nada pero no los comió.

Al terminar de almorzar le pregunté:

-¿Qué pasó?, ¿no te gustaron mis spaguettis?

Ella, simplemente respondió:

- Es que eso no se come así, esas son locuras tuyas. Los spaguettis se comen con salsa de tomate y queso de año rallado.

-Pero mamá, es solamente una forma distinta. ¿Quién te dijo que los spaguettis solamente se comen con salsa de tomate y queso de año rallado?

- Eso se ha comido toda la vida así, es que así es como son buenos.

Esta manera de comer spaguettis se debía a razones económicas. Maracaibo es una ciudad aledaña a una de las zonas productoras de leche y queso más importantes del país. Aquí se produce en abundancia el tipo de queso llamado "de año", mientras que el tomate venía de otras zonas del país, por consiguiente era más costoso. De tal manera que, para hacer rendir la salsa empleando menos tomates se mezclaba la pasta con la salsa antes de servirla.

El asunto de los tomates y la pasta tiene que ver con una antigua resistencia cultural. Esta ciudad, aislada por muchos años del resto del país, adquirió matices muy propios, muy regionales, y por si fuera poco, fue uno de los puertos más importantes del país, por donde se importaba todo tipo de mercancía.

Ello le permitía adoptar modas foráneas, así que, siendo una colonia española, a manera de protesta, comenzaron a adoptar muchas costumbres, tradiciones y usanzas de otros países, como Italia, Portugal y Holanda, entre otros. Con la Primera y Segunda Guerra Mundial vino la gran ola migratoria de europeos a este país, entre ellos mcuhos italianos. Así llegó a esta ciudad la pasta con salsa de tomate, los nombres como Laura, Alfredo, Claudio, la devoción de los santos como "San Felipe Neri" y paremos de contar.

Como habrás podido observar, parece más fácil decirte, "eso siempre se ha hecho así" que contarte el origen de cada una de las enseñanzas que te dan. Pero, cuando descubres esto, cuando apenas husmeas un poquito más allá de esa frase: "eso siempre se ha hecho así", "mi mamá lo hizo siempre igual", te das cuenta que todo puede ser cambiado y no hay nada que temer. A partir de allí habrás roto los paradigmas, digamos que adquirirás plena conciencia y responsabilidad acerca de lo que haces, dices y piensas. Te darás cuenta que todo lo que te enseñaron responde a unas circunstancias y las circunstancias jamás se detienen, no son estáticas, cambian constantemente, no son eternas, no son "siempre" ni son para siempre.

LLegado a este punto quiero insistirte en que tú y sólo tú eres el creador de tu realidad. Si aceptas esto, entonces te será muy fácil comprender y actuar desde la perspectiva de "yo lo elegí, yo puedo cambiarlo".

Acostumbrar a nuestra mente racional a estos cambios, definitivamente no es fácil, pero no imposible.

¿Cómo empezar?
aprendiendo a hacer silencio con nosotros mismos.
¿Cómo se hace?
aprendiendo, primeramente a estar contigo.
¿Cómo lo logras?
Empleando las técnicas de meditación. Esto parece complicado, tonto y absurdo. Yo te digo que no lo es, créeme.

Meditar sólo significa acostumbrar a tu mente a detenerse, aunque sea por un segundo, en un solo pensamiento. Tu me dirás: ¿Eso es todo?, y yo te contestaré que, como verás, es muy sencillo y económico. Lo complicado es que estamos acostumbrados a tener y mantener miles de pensamientos al mismo tiempo en nuestra mente. Tengo un amigo que la llama "la loca de la casa". Así que es cuestión de disciplina y constancia.

Una vez que aprendas a mantenerte en estado meditativo, un buen día, casi sin darte cuenta, descubrirás que no pensaste en nada. Por un brevísimo instante todo pensamiento desapareció. ¡Albricias!, alégrate, porque habrás logrado hacer silencio y te habrás conectado con lo más profundo de tu Ser. Entonces, experimentarás estas palabras: "No hay nada afuera, no hay nada que temer, no estoy solo, nunca lo he estado. Soy parte de todo y todo es parte de mí".

Creando con frecuencia estos estados en ti, te irás observando cada vez más. Primero, notarás cosas que antes no tenías ni idea que estaban allí (tanto dentro de ti como en tu entorno). Luego, irás aprendiendo a reconocer tus reacciones y, llegado a este punto, estarás listo para empezar a actuar y dejar de reaccionar. A partir de allí, podrás romper todo paradigma que te impida avanzar en tu vida, en cualquier aspecto que te propongas cambiar, mejorar, enriquecer, denomínalo como mejor te parezca. Habrás traído el cielo a la tierra.

TODO ESTO SUENA MUY BIEN LAURA
PERO... ¿CÓMO EMPEZAR?

Tú tienes todas las herramientas, tienes tu mente, tus pensamientos, tu imaginación, tus sentimientos y tus emociones. Nada está fuera de ti.
Muy bien, para poner en orden estas herramientas y aprender a usarlas en el momento y la circusntancia precisa, debemos experimentar con cada una de ellas, poco a poco, aprovechando cada situación que se presente en el día a día. Eso sí, no te descuides, aprende a estar atento hasta en sueños, proponte todas las noches a recordar tus sueños, dícelo a tu mente varias veces antes de dormir, repítetelo cada vez que veas o sientas algo, durante el día, que te conecte con la idea de haber soñado algo parecido, o de tener la sensación de haberlo visto o vivido antes. Al final, ella obedecerá tus deseos.

Mantente atento cuando cepilles tus dientes, cuando te bañes, cuando camines, trata de mantener tu mente atenta y fija en lo que haces. Esto supone desconectar todos tus automáticos. Por ejemplo, ¿sabes cuántos pasos hay de tu cama a tu ventana?. Posiblemente me dirás que no, a lo mejor tu cama lleva años pegada a tu ventana y sólo ahora, haciéndote esta pregunta, has tomado conciencia de ello. Es muy probable que lleves años caminando de tu cama a la ventana en forma totalmente automática. ¿Me explico?.

Simplemente piensa en lo que estás haciendo, no importa lo que sea, pues aún cuando estés tumbado en tu cama, estás haciendo algo porque estás funcionando, estás respirando, tal vez estés transpirando o sitiendo algo debajo de tu almohada, o quizás sólo ves sin mirar el techo de tu habitación. Estás allí, por tanto, estás haciendo, porque estás viviendo. ¿Comprendes lo que quiero decirte cuando te pido que desconectes todos tus automáticos?. Cuando lo hagas, te sorprenderá descubrir cuántos has mantenido encendidos durante años.

Hasta ahora hemos hablado de centrate en la atención de tus acciones. Esto no es suficiente y, al principio, no es fácil, pero sé que se logra.

Ah, un detalle que debo subrayarte:

Si en algún momento sientes que esto te angustia, déjalo. Se trata de ayudarte a ser feliz, no de torturarte.
Lo que sí te ruego es que no dejes de intentarlo en otra oportunidad, por favor, permítete insistir contigo con paciencia, mucho afecto, consideración y respeto hacia ti mismo.

Veamos cómo usar tu imaginación

La imaginación es un proceso mental mediante el cual cada palabra se asocia a la imagen que la generó. Bueno, es una forma muy simplista de definir un proceso tan complejo, pero nos funcionará para nuestro propósito aquí. Permíteme decirte aquí que la palabra es un código que sirve para clasificar, organizar y almacenar toda la información en nuestra memoria.

Esa información, inicialmente fue imágenes y esas imágenes conforman el potencial de nuestra imaginación, la cual no tiene límites, porque tú puedes hacer infinitas combinaciones entre ellas y crear cualquier cosa que se te ocurra. Lo único que necesitas es tener almacenado en tu memoria el referente (el objeto en sí), la referencia (que también podemos llamar enlace afectivo, carga semántica o simplemente el significado que tiene para ti) y el contexto (la experiencia previa que hayas tenido con el objeto, bien sea directa o indirectamente, que enmarca tu relación con el objeto dentro de una realidad concreta). Al tener contexto y referencia, la imagen adquiere el sentido que tú decidas darle, de acuerdo a cómo la combines. Esto es imaginar para mí.

¿Cuál es la importancia de la imaginación en todo esto?

Que no tienes límites en crear todo cuanto desees. Lo que hace la imaginación es que te permite visualizar tu vida enmarcada en lo que quieres ser, decir y hacer. Ella, aunada a la inimaginable fuerza de tu deseo, crea tu realidad. Si te atreves a experimentar con esto, pronto descubrirás que sí es posible vivir el cielo en la tierra. ¿Quieres una mayor libertad que esta?, ¿Te la imaginas?, pues es cierto y sólo necesita de tu confianza en ti mismo para operar y manifestarse en tu vida. (Ver Autoconocimiento. Nuestra Historia personal) En una próxima entrega volveremos sobre este punto. Desde ya, te invito a reflexionar acerca de nuestros miedos y la pérdida de la confianza en nosotros mismos y en los demás.

Por ahora, quisiera concluir esta entrega, diciéndote que para comenzar a meditar, necesitarás alguien que te guíe. Te recomiendo meditaciones guiadas. Hoy en día, en el mercado existen miles de opciones en este campo. Se encuentran grabaciones de todo tipo y de todas las corrientas que manejan esta herramienta. Aquí te ofrezco un ejemplo, espero que la disfrutes y te sirva, al menos, como una referencia.

----------------------------------------------
UN EJEMPLO DE MEDITACIÓN GUIADA

Rutina Previa:

Siéntate, cómodamente, en un lugar donde puedas estar a solas y relajarte. Cierra tus ojos, mantén tu espalda recta y coloca las palamas de tus manos sobre tus muslos, separa las piernas y los pies hasta una distancia prudencial, que no sientas presión en los muslos, procurando estar lo más cómodo y relajado posible. Puedes emplear música suave, incienso, velas aromatizadas, una luz muy suave o totalmente a oscuras. Poco a poco, con la práctica, irás descubriendo lo que es mejor para ti, para alcanzar el estado de relajación que deseas.

Chequea la tensión en todo tu cuerpo, puedes comenzar por tu cabeza, relajando, la cabeza y la cara. Te quedarás asombrado de ver cuán obediente es nuestro cuerpo, cuando le hablamos honesta y amorosamente. Simplemente con repetir: "tu cabeza se relaja", "tu frente, tus ojos, tu nariz, tus pómulos, tu boca se relajan" automáticamente, sentirás que todos tus músculos comienzan a distenderse. Sigue bajando desde tu cabeza hasta tus pies, no te preocupes por el tiempo, sincronízate con tu reloj interno, hasta que aprendas a manejarlo. Cada vez que lo repitas te será más fácil.

Recuerda: Este es un ejercicio de repetición permanente, como quien entrena para los 100 metros planos o ensaya cada uno de los pasos de "El Cascanueces". Sólo debes practicar, concentrarte, tener constancia, paciencia, respeto y mucho afecto para contigo. La práctica te llevará al éxito. Lo bueno de todo esto es que no hay fórmulas, con el tiempo te darás cuenta que siempre es diferente, siempre hallarás algo nuevo, algo que convierte la meditación en una práctica pero no en un corsé de hierro, dentro del cual sólo debes moverte de tal o cual forma, o decir y hacer siempre lo que te indiquen los especialistas, ya lo verás. Esa sorpresa, no puedo contártela, pues solamente podrás descubrirla tú contigo mismo.

La Respiración:

Dirige tu atención hacia la respiración, inhalando en seis tiempos, reteniendo en tres, exhalando en seis tiempos. Esto aquietará tu mente al fijar tu atención en el ritmo respiratorio. Cada vez que venga a ti la avalancha de pensamientos, no te resistas, déjalos pasar y vuelve a concentrarte en tu respiración. Esto te mantendrá relajado sin crearte angustia.

Centra tu atención en el entrecejo

Una vez que hayas conseguido relajarte manteniendo tu ritmo respiratorio, lleva tu atención al entrecejo. Es un punto ubicado en tu frente, en la zona que separa tus cejas. Tócalo, siéntelo, esa es tu pantalla mental, porque es en esta zona donde se proyectan las imágenes desde tu mente.
Coloca tu pantalla mental en negro. A partir de allí, comienza a abrir un punto de luz en su centro.
Primero los ves pequeño y luego haces que crezca y lo expandes, convirtiéndolo en una brillante y poderosa luz blanca. Mira sólo la luz, mírate y siéntete envuelto en ella. Déjate llevar por ella, síguela, cada vez más hacia dentro de ti.......
Tómate tu tiempo.
No pienses en nada y recuerda, cada vez que venga un pensamiento a tu mente, déjalo ir y concéntrate nuevamente en tu respiración.


EL CIELO EN LA TIERRA

Meditación adpatada para los Talleres Crecer y Renacer (*), a partir de las reflexiones tomadas del libro: Los cuatro Acuerdos, de Miguel Ruiz (**)


Escucha y sigue con atención lo que mi voz te dice:

“Quiero que utilices tu imaginación y te veas a ti mismo con una vida nueva en la que no sea necesario justificar tu existencia, en la que seas libre para ser quien realmente eres y quieres ser.

Imagínate que tienes permiso para ser feliz y para disfrutar de verdad de tu vida.

Imagínate que vives libre de conflictos contigo mismo y con los demás.

Imagínate que no tienes miedo de expresar tus sueños.
Sabes qué quieres, cuándo lo quieres y qué no quieres.


Tienes libertad para cambiar tu vida y hacer que sea como tú quieras.
No temes pedir lo que necesitas, decir que sí o que no, o lo que sea o a quien sea.


Imagínate que vives sin miedo a ser juzgado y sin juzgar a los demás.

Deja de llevarte por lo que otros te hayan dicho.
Tú ahora sólo eres responsable de tu opinión. Deja que sean los demás los que asuman su responsabilidad por sus opiniones.


Imagínate que perdonas con facilidad.

Imagínate sin la necesidad de tener razón ni de decirle a nadie que está equivocado.
Te respetas a ti mismo y a los demás. A cambio, ellos te respetan a ti.


Imagínate que amas tu cuerpo, tus emociones tal como son.
Imagínate que vives sin miedo de amar y de no ser correspondido.


Imagínate que vives sin miedo a arriesgarte y a explorar la vida, sin temor a perder nada, sin miedo de estar vivo en el mundo y tampoco de morir.

Sabes que eres perfecto tal como eres.

Recuerda, siempre el amor hace posible la felicidad. Una vez que aprendes a mantenerte en este estado mental sientes que el cielo en la tierra existe de verdad.

La razón por la que te pido que imagines todas estas cosas es porque son absolutamente posibles.... repítetelo en silencio.....
absolutamente posibles.... absolutamente posibles”...

El regreso

"Ahora quiero que regreses toda tu atención a tu entrecejo, concéntrate en tu respiración y mírate en tu pantalla mental. Lentamente, recoge la luz que expandiste, concéntrala en un solo punto, en el centro de tu pantalla mental. Mira cómo cada vez que respiras se hace más pequeña...

Tu pantalla mental está nuevamente en negro.

Suavemente, mueve tus pies y tus manos y hazte conciente de tu aquí y ahora.
Cuando estés listo, abre tus ojos y regresa a este lugar"

Notas al pie:
(*) Crecer y Renacer es un programa completo de talleres de crecimiento personal y mejoramiento profesional, de los cuales fui cocreadora y he sido facilitadora por más de siete años.
(**) En este libro, el Dr. Ruiz recopila los principios de la poderosa sabiduría de los maestros naguales.
Fotomontaje 1 y 2: Laura Morales
Foto 3: Cortesía de Eduardo Ocando. Modelo: Beatriz de Ocando
Fotomontaje 4: Anabely García. Diseño: Rubia Morales